Los días en blanco

Laura, una mujer de 30 años marcada por la ansiedad y el duelo, regresa a Colombia tras la muerte de su hermano Gustavo, atrapada inicialmente en Cali por un bloqueo en la Panamericana. Al llegar a Popayán, se instala en la caótica casa en obra de su madre Victoria, donde encuentra el saco de tiburones de Gus y enfrenta su pérdida entre goteras y recuerdos. Conoce a Steven, amigo de su hermano, y juntos exploran la ciudad mientras su vínculo se transforma en amor. Sin embargo, la partida inminente de Steven a Barcelona y las tensiones con Victoria la sumen en un torbellino emocional. Laura empieza a trabajar en un bar, buscando estabilidad, pero el caos persiste con vacas invadiendo su hogar y su ansiedad creciendo. En un giro final, se muda con Victoria a un apartaestudio, pintan un mural juntas y fuman porro, sellando una reconciliación frágil. Tras despedir a Steven en la terminal con lágrimas, Laura revisa fotos de Gus y, frente al mural, acepta quedarse en Popayán, encontrando un hogar en medio del dolor.